La palabra chantaje se refiere al intento de conseguir algo de alguien a través de amenazas u otros medios que le provoquen presión y así se vea obligado a ello.

¿Por qué empiezan a ser tan chantajistas?

Ocurre porque saben que pueden obtener casi todo con el mínimo esfuerzo, bien porque lo han conseguido durante una etapa sin hacer ninguno o bien porque han aprendido que estos objetivos son más importantes para sus padres que para ellos.

Cuando los hijos han disfrutado de todos los derechos que el entorno familiar les proporciona y no han tenido obligaciones de ningún tipo desarrollan unas expectativas que les permite pensar que siempre va a ser así, lo que facilita la creencia de que si por alguna razón esto no se produce, cualquier medio justifica el fin de conseguir lo previsto. Si hasta un momento dado, los hijos han funcionado así, carecen del aprendizaje previo que les permite entender que a determinada edad van a tener que responder responsablemente ante la sociedad, más allá del entorno de seguridad que les da la familia, y entonces no habrá derechos adquiridos si no se corresponden con sus obligaciones.

Por otro lado cuando aprenden que ciertos temas cobran gran importancia para los padres como la alimentación o el estudio hacen pronto uso del chantaje como estrategia que les permite conseguir sus objetivos.

Respecto al estudio acaba siendo el arma arrojadiza de muchos chicos y he visto no pocos casos en los que chicos que van bastante bien en los estudios y utilizan esta ventaja para dejar de cumplir con otras responsabilidades, menores a simple vista, pero que con el paso del tiempo les ayudará a crecer en responsabilidad, imposible de adquirir sin entrenamiento previo y que cuando sean mayores se les exigirá en todas las áreas, ya sea profesional, familiar, de pareja…..

 

Ante los posibles chantajes……….

  • No acatar exigencias de ningún tipo, ni siquiera cuando son pequeños.

No existe un perfil de niño chantajista, sin embargo si podemos hablar de un perfil de padres que es el que necesitamos cambiar. Para ello es necesario ayudarles para que no se dejen chantajear y a controlar sus miedos, porque si existe una mínima posibilidad de que los hijos lo consigan, sin duda lo intentarán.

  • Empezar cuanto antes a enseñarles a cumplir las normas fundamentales sin excepciones.

En cuanto se detecte una cierta tendencia a chantajear por parte del niño, será conveniente hablar con él y explicarle que por esta vía no le va a ser posible conseguir absolutamente nada. En cambio se le darán instrucciones precisas de cómo pedir las cosas que quiere y de la diferencia entre pedir y exigir.

  • No admitir ningún tipo de amenazas.

Así vemos que el niño que ha chantajeado en casa con la comida, a medida que se va haciendo mayor, seguirá haciéndolo para lograr que le compren ciertas cosas, poder usar el ordenador, que le den la paga o lo que le parezca oportuno. Para ello son capaces de no probar bocado para presionar a sus padres o amenazar con que no se esforzarán en estudiar, con que se van a escapar de casa o cualquier otra cosa que ellos consideren que puede surtir efecto. Esto es una espiral que hay que cortar porque incluso pueden llegar al extremo de amenazar con autolesionarse. Hay que desmontar la expectativa de que siempre se van a salir con la suya. De lo contrario las situaciones de este tipo pueden ser rápidas e intensas.

  • Aprender a negociar con los adolescentes pero nunca con las normas fundamentales. Estas nunca se negocian.

Conviene que aprendan a diferenciar que cosas son competencia del adulto y no se negocian, como por ejemplo estudiar o no o asistir o no a clase, y que cosas si se pueden empezar a negociar, como las series que pueden ver en televisión o el tiempo dedicado a los videojuegos.

Estas dos formas de regular lo cotidiano en el adolescente es fundamental para dos aspectos muy importantes en su desarrollo:

  • Para que vaya sintiéndose con libertad para ir escogiendo por sí mismo.
  • Para que entienda que hay cuestiones reguladas por el entorno y que no dependen únicamente de lo que ellos desean.
  • Explicarles bien las alternativas que tienen para conseguir todo.

Debe entender que de ahora en adelante no va a conseguir nada por esa vía y la única salida posible es la de la normalidad, es decir conseguir las cosas pidiéndolas y aprendiendo a aceptar que unas veces lo logrará y otras no.

  • Ser sistemáticos y no permitir excepciones.
  • No utilizar las amenazas con ellos.
  • No advertirles constantemente ni dar avisos continuos.

Nos propondremos cambiar y empezaremos a actuar, utilizando las consecuencias posteriores a sus actos para que corrijan sus costumbres por ellos mismos.

  • Cuando intenten chantajear, además de no conseguirlo, que no obtengan ninguna atención por parte de nadie.
  • Establecer consecuencias claras y previsibles tras sus actos.

En los primeros momentos os resultará muy difícil llevar a la práctica estas pautas de actuación pero la dificultad es directamente proporcional a la edad de los hijos. Cuánto más tiempo lleven los chicos guiándose por su propia voluntad en determinados aspectos que ellos deciden, más os costará como padres desmontar y deshabituar en esas estrategias.

Si os encontráis en esta última situación descrita necesitareis la ayuda de un profesional especializado. En remontapedagogia.es os queremos y os podemos ayudar.