En mi opinión NO, hacer de forma cotidiana los deberes con ellos es un hábito perjudicial, no solo para el niño, sino también para los padres. Con frecuencia, los deberes terminan afectando a la relación materno y paterno-filial. Los deberes son responsabilidad de los niños, no de los padres, y que los padres asuman esa responsabilidad es un error del que siempre se arrepentirán.
De la infancia a la adolescencia (de 6 a 12 años) los niños deben aprender a ser autónomos, por lo que deben asumir sus propias responsabilidades y tareas a la hora de afrontar los deberes.
Es muy común que la mayoría de padres y madres se planteen esta cuestión. Se suele creer que los mayores están obligados a estar encima de sus propios hijos, pero se trata de un error que hay que corregir. Dejar cierto espacio a los niños para que sean ellos mismos quienes realicen los deberes es algo que, con el tiempo, agradecerán.
En caso de que algún niño presente alguna dificultad específica de aprendizaje, se deberá recurrir a la ayuda de un profesional, además de la de los propios padres. Saber distinguir entre ser padre y ser profesor, es fundamental.
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RECOMENDACIONES A LA HORA DE HACER DEBERES
Para fomentar la motivación a la hora de hacer las tareas del colegio se puede establecer una recompensa positiva. Un pequeño juego, de unos 10 o 15 minutos, puede ser un buen estímulo para que el niño realice los deberes con iniciativa, sin recaer en excusas.
Es importante seguir los siguientes consejos a la hora de afrontar la tarea escolar:
- Los padres podrán resolver dudas y supervisar el trabajo de los pequeños, pero no sentarse en la silla de al lado haciendo los deberes con ellos.
- El niño debe hacerse responsable de sus deberes.
- Establecer un límite de tiempo para evitar posibles distracciones y/o excusas. Para que los pequeños sean conscientes del tiempo que emplean en hacer los deberes, y no superen el tiempo máximo establecido, se les puede colocar un reloj de manillas encima de la mesa para que adviertan el paso del tiempo, e introducir una actividad reforzante al final, como puede ser un breve juego (puede bastar con diez o quince minutos) para aumentar la motivación.
- Si superado ese tiempo, las tareas no han sido realizadas, el mayor responsable de ello es el propio niño, nunca los padres y deberá asumir las consecuencias de llevarlas al colegio sin hacer.
Debemos evitar:
- Los estudios y las notas preocupen más a los padres que a los hijos. Con esta actitud, los pequeños no están asumiendo sus obligaciones.
- Los padres piensan que pasan tiempo con sus hijos mientras le ayudan en los deberes. Un niño reclama, constantemente, la atención de los mayores, pero ésta debe ser dedicada después de que se hayan cumplido con todas las obligaciones.
- Se trata de cambiar ese tiempo de atención “en negativo”, con riñas, protestas, insistir para que hagan los deberes…, por un tiempo de juego. Si a la hora estipulada no hubiese terminado los deberes porque se hubiera demorado adrede con protestas, sus padres no le insistirán más, se irán a jugar con otros hermanos si es el caso, y a ella no la dejarían participar en el juego hasta que tuviera su tarea terminada o no le demostrarán atención alguna ni por supuesto tiempo de juego juntos.
- Los niños tienen una alta carga de actividades extraescolares, lo que hace que tengan menor tiempo de distracción y ocio. Siempre deben tener un tiempo para jugar, todos los días, aunque sean unos minutos.
- Pensar que cuántas más horas le dedique el niño a los deberes, más le cunde. No sirve de nada estar sentados tres horas con el pequeño si únicamente media hora ha sido productiva.
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